Cuando dejé Torres Adalid, la melancolía me trajo muchos recuerdos. Año y medio con Ale (nuestra segunda vez, nuestras escapadas...). Varias fiestas con mis amigos de DC. Conocer a Daniela en MSN y muchas noches de buena plática virtual con Jessica. Varios proyectos de la escuela (Kointer, La Pluma, Chispito...). Ensayar Beatlemania en casa sin que Papá se entere, porque es sorpresa.
Curiosamente, parece que estos últimos 3 años pasaron más rápido que aquéllos. Hubo menos cosas. Desde luego, varias noches de jugar Mario Strikers con mis amigos; también un par haciendo proyectos con Carrillo y Luis (los Yokes y lo de LabVIEW) y... los programas de robótica mientras el carpintero arreglaba el piso. Las hamburguesas del camellón. Y ya. Porque últimamente lo que más recuerdos ha generado ha sido la escuela. Y cuando me mudé a Uxmal (el día siguiente de Beatlemanía) ya sólo quedaba semestre y medio de escuela. ¿Qué ha pasado en los dos años posteriores a que me gradué? ¿Por qué no tengo tantos recuerdos? Tengo que forzarme demasiado en recordar para lograr uno o dos momentos. Porque los primeros que me vienen a la mente, son de Torres Adalid.
A veces siento como si nos acabáramos de mudar a Uxmal.
Tal vez por eso me ha costado más trabajo dejarla cada vez que tengo que ir por "las últimas cosas". Porque apenas me estaba acostumbrando a ella. Y, si todo sale "bien", apenas estaré terminando de instalarme aquí cuando dentro de 6 meses me tendré que mudar a Oosaka. Y a los tres meses, a Tsukuba. Seis meses más, y de regreso a.. no sé dónde.
Desde ayer y hasta mañana tengo dos casas. Una ya está llena de cajas, ya otra está llena de eco. Una tiene la sala de cabeza, la otra tiene aún muchas cosas. Muchas cosas que ya no deben estar ahí, pero están. Y que al verlas me recuerdan momentos de mi vida a pedacitos. Momentos gratos que no quiero que se queden ahí, y momentos agridulces que no sé si quiero seguir cargando. Pero no se pueden quedar ahí.
Y aquí todo se amontona y estorba y nos estresa y me recuerda que las cosas no son parte de nosotros. Que podemos dejarlas ir cuando queramos. Y a veces no queremos. Y a veces ni siquiera nos acordamos de las cosas. Y al verlas no las queremos soltar. Y me recuerdan que los recuerdos no están guardados en cajas, sino en nosotros mismos, pero a veces las cosas sí que ayudan a recordarnos quiénes somos.
¿Cómo demostrarles a los demás lo que somos, si no tenemos los objetos para demostrarlo? No deberían hacer falta. Sin embargo, no, mi maqueta no se tira, me recuerda a la prepa y que puedo ser muy hábil con el cartón, regla y navaja. Los diplomas son importantes para demostrar cuán inteligente he sido y lo que puedo ser. Mis pósters de mis eventos firmados por mis amigos. Amigos que no veo hace 6 años. Pero para recordarme que estuve ahí. Cuadernos viejos con historias pasadas. Un cajón lleno de cartas de personas que alguna vez fueron mis amigos, pero que ahora me son totalmente indiferentes. Cajas con regalos y poemas de una novia, que algún día que me sienta muy deprimido tal vez abra para reanimarme. (Y luego qué, ¿recordar? ¿O extrañar?) Videojuegos viejos, muy viejos, que aún sirven y tal vez aún me divertirían... si los jugara. Pero no los juego desde hace años. Y no los necesito jugar realmente. En el futuro no necesitaré jugarlos. Pero cómo voy a tirarlos. Y muchas otras cosas que porque aún sirven. Aunque no las he usado en 3 años.
Y en seis meses me tendré que ir, yo solo, dejando todo eso atrás. Con nada más que lo que lleve puesto. Y lo que lleve dentro.¿Por qué no, entonces, tirar todo esto de una vez?
Dormir entre ruidos extraños. Despertar a media noche deseando que todo haya sido un sueño. Abrir los ojos en la mañana y ver un techo desconocido. Sentarse a defecar en un baño que aún no se siente tuyo. Estar en un lugar que aún no quiere que le llames "mi casa". ¿Dónde es mi casa? Porque con tanto ajetreo me doy cuenta de que tal vez nunca he estado en mi casa. Aunque sé que puedo y algún día lo estaré. Algún día la encontraré.
Pero no importa que no sea mía, siempre y cuando pueda invitar a mis amigos a jugar nintendo. No importa que no sea mía, siempre y cuando pueda traer a la banda y bailar y tomar. No importa que no sea mía, siempre y cuando pueda traer una novia y hacernos piojito mientras vemos una película.
No importa que no sea mía, porque mi momento siempre será mío, y todo lo que participe en él es mío también.
Bienvenidos a mi momento.
Chale...